Con una alta participación pese a la pandemia del coronavirus, el “Sí” a la reducción del Parlamento italiano de 945 a 600 miembros se impuso con casi el 70% de los votos en un referéndum para el que casi 51 millones de personas estaban habilitadas para votar entre el domingo y este lunes, según cifras oficiales.
Por otro lado, la doble jornada electoral definió nuevas autoridades en siete regiones, con cuatro victorias para las fuerzas de derecha y centroderecha, y tres triunfos para las fuerzas de centroizquierda que, a nivel nacional, integran el Gobierno que encabeza el premier Giuseppe Conte.
El “Sí” al referéndum, fuertemente apoyado por el Gobierno y parte de la oposición, alcanzó el 69,6% de los votos con el 99% de las mesas escrutadas, según el ministerio del Interior, un resultado que ratifica una ley aprobada a fines de 2019 y que lleva de 630 a 400 el número de diputados y de 315 a 200 el de senadores.
Tras conocerse el resultado del referéndum, el canciller Luigi Di Maio, uno de los máximos impulsores del recorte de parlamentarios a través del Movimiento Cinco Estrellas, calificó hoy como un hecho “histórico” la victoria del “Sí”.
“Lo que se alcanzó hoy es un resultado histórico. Volvemos a tener un Parlamento normal, con 345 bancas y menos privilegios. Es la política que da señales los ciudadanos. Es un punto de inicio y no de llegada”, planteó a través de la red Facebook sobre la norma que, según el Cinco Estrellas, producirá un ahorro de 100 millones de euros al año para el Estado.
La reducción del número de legisladores confirmada este lunes recién se hará efectiva en marzo de 2023, cuando se dé el vencimiento natural de la actual composición de las Cámaras, o cuando se convoquen nuevas elecciones si los partidos acuerdan llamar a comicios anticipados.
En cualquiera de los dos casos, de todos modos, el Parlamento deberá elaborar una nueva ley electoral para adecuar las secciones electorales al nuevo número de parlamentarios.
Las elecciones, las primeras durante la pandemia, incluyeron el uso obligatorio de barbijo para los votantes, el uso de alcohol en gel en las mesas, además de circuitos especiales dispuestos por el Gobierno para permitir el voto desde hospitales y para 3.097 personas con aislamiento domiciliario.
“No obstante el coronavirus, las elecciones se desarrollaron con total seguridad. Fue una prueba muy difícil”, reconoció en esa dirección la ministra del Interior Luciana Lamorgese al destacar el operativo electoral en conferencia de prensa.
Junto al referéndum, siete regiones italianas eligieron nuevas autoridades en una elección que volvió a evidenciar la predominancia de la centroderecha en el Norte del país y de la centroizquierda en el Sur.
Según las boca de urna y las primeras cifras oficiales con más del 20% de las mesas escrutadas, la megacoalición opositora de centroderecha y derecha confirmó su favoritismo en las norteñas Véneto, Valle de Aosta y Liguria, además de lograr una victoria en Las Marcas tras 25 años de Gobierno de centroizquierda.
La centroizquierda, en tanto, logró retener la central Toscana, y se alzó con las victorias en las sureñas Apulia y Campaña.
La centroderecha y la derecha gobiernan ahora 15 de las 20 regiones del país, mientras que la centroizquierda, en sus diversas variantes, lleva las riendas de las otras cinco.
Así, las fuerzas de oposición nacional de centroderecha y derecha, como la Liga de Matteo Salvini, Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y Fuerza Italia de Silvio Berlusconi sacaron provecho de haber presentado lista de unidad en seis distritos, frente a la dispersión de las ofertas locales de la coalición de Conte a nivel nacional, que forman el Partido Democrático, Italia Viva y el Movimiento Cinco Estrellas.
Sobre ese punto, tanto Di Maio como el secretario general del PD Nicola Zingaretti coincidieron en analizar que la coalición de gobierno “seguramente hubiera vencido en todas las regiones” si se presentaba con listas de unidad.
Además, los dos lideres de las dos fuerzas mayoritarias del oficialismo plantearon que la reducción de los parlamentarios debe ser el “punto de inicio” para avanzar con una serie de reformas estructurales, incluida la necesaria nueva ley electoral.
La elección en la Toscana aparecía como una de las más importantes para la centroizquierda italiana, al ser la región de nacimiento del ex premier Matteo Renzi, ex secretario general del Partido Democrático, y desde septiembre de 2019 a la cabeza de la nueva fuerza Italia Viva, que hacia en esta elección su debut electoral.
En Véneto, el actual gobernador Luca Zaia, que encabezó una lista de unidad de la centroderecha, alcanzó más del 75% de los votos y logró un impulso importante para su proyección nacional y la disputa del liderazgo del sector a Salvini. De hecho, Zaia aprovechó su primera declaración tras la elección para insistir con los reclamos de “autonomía” para la región, a la que consideró el “próximo objetivo”.
La otra referente del sector, Giorgia Meloni, también aprovechó la victoria de su candidato en Las Marcas y pidió el adelantamiento de las elecciones para buscar sacar rédito de su crecimiento en los últimos meses.
De todos modos, el liderazgo nacional de Conte, quien tiene más de 70% de imagen positiva por su gestión de la pandemia y se ha expresado con énfasis por el “Sí” pero no hizo campaña por las elecciones regionales, aparece a salvo aún en caso de derrotas locales de las fuerzas que integran el Ejecutivo, coinciden analistas.