A un día de la reunión con el Papa Francisco, Alberto Fernández confirmó que entregó a la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires el pliego de María Fernanda Silva para que se convierta en embajadora argentina ante El Vaticano, una figura que cuenta con el beneplácito del máximo representante de la Iglesia.
“Hemos mandado el pliego ayer, sí, sí”, expresó el jefe de Estado. Con respecto a Silva, es diplomática de carrera y, si su placet se aprueba, será la primera mujer en ocupar la jefatura de la embajada argentina ante el Vaticano, donde ya fue antes la número dos hasta 2015.
Obviamente es católica, la primera afrodescendiente en el servicio exterior argentino, y tuvo también cargos en las embajadas en Venezuela y en Ecuador. También cumplió tareas ante la secretaría de la UNASUR, que tenía sede en Quito.
La futura embajadora tiene una hija, producto de un matrimonio que luego fue anulado por parte de la misma Iglesia católica, porque su esposo decidió inclinarse por el sacerdocio. Desde el Gobierno impulsaron a Silva, de acuerdo a fuentes de la Casa Rosada, por su “defensa de las minorías y refugiados”, temas que Francisco suele tocar en sus homilías.
El nombre de Silva surgió tras el rechazo que generó en la Santa Sede el dirigente que propuso el Gobierno, Luis Ballando como embajador en el Vaticano porque es divorciado. En ese entonces, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, explicó que “la mecánica de la Cancillería es enviar primero los nombres en consulta, porque los países tienen que estar de acuerdo con los candidatos que se proponen. En este caso se reverá si hace falta otro candidato para enviar como embajador”.