Para arrancar este artículo queridos lectores quiero invitarlos a pensar si las siguientes situaciones son frecuentes o infrecuentes.
- Es habitual tener conversaciones con amigos o conocidos en las que puedo escuchar como los hombres hablan sobre su envidia, su tristeza, su desesperanza, su miedo o su culpa… ¿Frecuente?
- Un hombre se preguntaba si él como padre debería fomentar que su hijo le viera llorar en algún momento, para que aprendiera que era algo normal y saludable. ¿Frecuente?
- En una reunión de mucha gente (pre contexto Pandemia) en un momento determinado, los hombres, compartieron efusivamente su alegría abrazándose, incluso besándose. ¿Frecuente?
Las respuestas que propongo a continuación son generalizaciones basadas en estereotipos que simplifican la realidad y en ese sentido son imprecisas, incluso injustas con muchos hombres que responderían de un modo distinto, pero me sirven para iniciar el debate.
Mi intención es que juntos podamos reflexionar sobre expresar nuestras emociones, sobre las creencias arraigadas en esos «mitos» o “estereotipos» y cómo pueden influir en la manera en que se atienden, expresan y gestionan las emociones.
Las respuestas podrían ser…
- Infrecuente “Los hombres no pueden sentir desesperanza, deben seguir luchando”. ”no se debe exteriorizan la envidia, eso es de débiles”. “No sienten culpa”. Y si por alguna razón la sienten, se la quitan con frases como “que me quiten lo bailado”, no esta bien visto y considerado mostrar vulnerabilidad.
- Infrecuente. Porque según el mito “Los hombres no lloran”. El “jefe u hombre de la casa” no puede ni debe mostrar tristeza, muchos menos lágrimas o algún signo de vulnerabilidad y mucho menos antes los hijos.
Durante años hemos mantenido estas creencias lo que nos ha provocado un sinfín de dolencias físicas y mentales. Porque la función de padre consiste en que los hijos vean a una figura infranqueable ante las emociones. Salvo por enfado o ira “un hombre no se deja llevar por las emociones”. “Llorar es cosa de débiles, no de hombres”.
- Infrecuente Ahora lo paradójico es que, en un mundial, en la cancha o ante nuestro equipo de fútbol, ahí sí nos permitimos los hombres sentir, expresar y compartir emociones abierta y efusivamente. ¿Quizás no es tan ilógica la pasión por el fútbol o ciertos deportes?
Ser hombre y no expresar emociones: ¿mito o realidad?
Tod@s, independientemente de nuestro sexo biológico, tenemos las mismas necesidades básicas: sentirnos aceptados, útiles, autónomos, seguros, vinculados y en desarrollo. Puesto que tanto hombres como mujeres tenemos las mismas necesidades, según las podamos satisfacer o no, surgirán emociones, independientemente del sexo, ya que las respuestas emocionales son parte fundamental para la adaptación en la vida.
No es el “ser varón”, sino el aprendizaje, los mitos y estereotipos interiorizados, heredados de generación en generación, lo que nos ha llevado a los hombres a aprender a ser “poco emocionales”. Pues según ciertas creencias, el hombre emocional, sería más vulnerable, más frágil… “menos hombre”.
Digamos que desde muy pequeños vamos aprendiendo, “aprendiendo a ser hombres” nos “desentrenamos” en percibir y reaccionar ante determinadas emociones, y cuando nos hacemos “mayores” sólo nos damos cuenta de que las emociones están y estaban ahí cuando se hacen tan intensas que explotan por algún lugar del cuerpo.
Los tiempos cambian y algunos viejos mitos, estereotipos y actitudes están empezando a ser cuestionados. Por ejemplo, afortunadamente la violencia como forma de expresión de la ira o el miedo ya es inadmisible en nuestra sociedad. Asimismo, otros viejos mitos, poco a poco, también están siendo revisados en las creencias de nuestra sociedad, en nuestras actitudes, en la educación que inculcamos. Mitos, creencias, como las que dicen que el hombre que llora da inseguridad, o aquella que afirma que la seguridad en la pareja la ha de aportar el hombre. O que el padre que expresa emociones hace a sus hijos vulnerables, y que el niño que aprende, ha de aprender que, para ser un verdadero hombre, sólo será válido sentir y expresar ciertas cosas.
Todos somos seres emocionales, sentiremos y tendremos diversas y genuinas emociones. Sólo hay que saber escuchar en qué forma particular se manifiestan en nosotros.
Los leo…
Leandro González Barbero
Contador Público– Posgrado en Dirección estratégica de RRHH
Posgrado en Inteligencia Emocional- Maestría en coaching y cambio Organizacional
Coach ontológico certificado