Ana María Casó murió en Buenos Aires a los 86 años y con ella desaparece una porción de la historia del teatro nacional. Formada en el teatro independiente desde allí se proyectó al teatro alternativo, comercial, oficial, la televisión y el cine.
Casó inició su carrera junto al grupo Los independiente que integraban Onofre Lovero, Gastón Breyer, Pablo Palant y Lía Labarone. Hija de padre anarquista conoció de muy joven el gusto por el arte y la libertad. Se interesó por la actividad teatral, la danza y la música. A los 20 años formó parte del elenco de una revista que visitó en gira la ciudad de Montevideo. Decidió quedarse allí y hasta se forjó una destacada carrera en teatro, televisión y radio.
Regresó a Buenos Aires y de inmediato logró insertarse en el medio local. Ana María Casó era una actriz sumamente dúctil que podía representar dramas o comedias con mucha capacidad. Su mundo personal estaba plagado de anécdotas que posibilitaban reconocer las cualidades de una parte importante de la historia del teatro argentino. Claro, de la que ella había participado, a partir de la década del 60.
Aunque su historia personal atesoraba una fuerte experiencia siempre era muy pudorosa a la hora de hablar de lo suyo. Prefería mostrarse en el escenario donde siempre demostró una sabiduría que solo la perseverancia y el trabajo le habían aportado.
Era frecuente espectadora teatral, le gustaba ser parte de su comunidad y seguir los procesos de trabajo de sus compañeros.
Su trayectoria escénica es muy ecléctica en cuanto a los muchos espectáculos en los que participó. Pero en general presenta una constante. O se interesaba por recrear solo algunos clásicos universales o abundan en su curriculum textos de la dramaturgia nacional. Allí aparecen autores de muy diversas generaciones. Entre los primeros se cuentan obras como Santa Juana de los mataderos, La ópera de dos centavos y Contra la seducción, de Bertolt Brecht, dirigidas respectivamente por Rodolfo Bayadjian, Onofre Lovero y Manuel Iedvabni; El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, dirigida por José María Vilches; La gata sobre el tejado de zinc caliente, de Tennessee Williams, con dirección de Oscar Barney Finn.
Junto con Tina Serrano y Mario Pasik estrenó Jardín de otoño, de Diana Raznovich, con dirección de Hugo Urquijo. Dentro del ciclo Teatro Abierto, ¿Lobo estás?, de Pacho O’Donnell, dirigida por Rubens Correa. Formó parte de los elencos de Una visita inoportuna, de Copi, con dirección de Mari Carmen Arnó; De pies y manos, de Roberto Cossa, con puesta de Roberto Castro; Ceremonia secreta, de Marco Denevi, dirigida por Oscar Barney Finn; La que besó y no besó, de Maruja Bustamante, con dirección de Mariano Dossena.
Otras obras que la tuvieron como actriz fueron: El círculo de tiza caucasiano, Los tres valses, La canción de los barrios, Milagro en Hollywood, Doña Flor y sus dos maridos, El burdel de París, Mamá es una estrella, Jettatore!, Danza de verano, Don Chicho, Pasaje de ida y muchísimas más.
En su carrera dirigió tres espectáculos: Tema: la muerte de Antonio Dalmaseto y Sesión de gimnasia, de Jorge Savoia; y además, compartió el dirección en el unipersonal Frida, de Cristina Escofet, junto con la autora.
Su último espectáculo ¿Qué fue de Betty Lemon?, De Arnold Wesker con dirección de Edgardo Millán, resultó una exquisita experiencia unipersonal que presentó en el Teatro del Abasto.
Durante las décadas del 80, 90 y comienzos de 2000 tuvo una activa participación en el medio televisivo en recordadas novelas como Rosa de lejos, María de nadie, Yolanda Luján, Profesión ama de casa, Clave de sol, Extraños y amantes, Cebollitas, Muñeca brava, Hospital público, Resistiré, Padre Coraje, Amor en custodia, Mujeres asesinas, Un cortado, Media falta, Sos mi vida, Tinta argentina y Amas de casa desesperadas.
Entre otros títulos en cine tuvo participaciones en El gallo ciego, Casi no nos dimos cuenta, La teoría del autor, Jettatore!, Los amores de Laurita, Los espíritus patrióticos, Correccional de mujeres, La revelación, Placer sangriento, Chiquilines.
Ana María Casó desarrolló actividades en diversas instituciones y organismos nacionales. Fue miembro de la Asociación Argentina de Actores, donde creó la Comisión de Derechos Humanos, fue miembro del Jurado de Calificación de Proyectos del Instituto Nacional del Teatro y formó parte de movimientos como Teatro Abierto y el Encuentro Mujer y Teatro de Buenos Aires.
Entre otras distinciones recibió el Premio Municipal Trinidad Guevara como mejor actriz y el Premio Podestá a la Trayectoria de la Asociación Argentina de Actores.
La Nacion