Tenían 77 y 69 años y padecían problemas de salud previos. Ambos se encontraban internados tras dar positivos de COVID-19.
Uno de los fallecidos tenía 69 años y problemas de salud previos. “Tenía diabetes, hipertensión y estaba internado en el Hospital Fiorito”, indicaron.
En tanto, la otra víctima, de 77 años, sufría hepatopatía crónica y se encontraba alojado en el hospital Iriarte. El hombre comenzó con síntomas el 22 de mayo y tres días después se acercó a una unidad sanitaria instalada en el barrio en el marco del operativo DetectAr.
Villa Azul, que divide su territorio entre Avellaneda y Quilmes, fue aislada al menos por 15 días tras detectarse un foco de coronavirus. Sus 5.000 pobladores no pueden entrar o salir. Inicialmente se detectaron 53 casos positivos y rápidamente superó los 200, aunque ahora creen que está estabilizado.
El foco obligó a realizar un control sobre la vecina villa Itatí, separada solo por una avenida. Encontraron 35 contagios más.
Hasta el inicio de esta semana se había detectado 865 casos en villas del Gran Buenos Aires, lo que representa el 16% del total de positivos de la Provincia.
En un intento por atenuar este impacto, la provincia aplicó el mecanismo de “búsqueda activa” de contagios. Entre el 20 y el 29 de mayo se hicieron 45 mil encuestas epidemiológicas en procedimientos “casa por casa”.
En La Matanza, el distrito más poblado y con mayores índices de pobreza de la provincia, la pelea cuerpo a cuerpo con la peste se hizo en un barrio ubicado en Ciudad Evita, donde comienza el segundo cordón del conurbano, recostado sobre el Camino de Cintura. Relevaron 2.890 vecinos. Hallaron 4 sospechosos.
El último centro contagioso se ubicó en la villa José Luis Cabezas, situada en el límite de Ensenada y Berisso. Allí se detectaron 32 pacientes con COVID-19. No se bloqueó como con Villa Azul, aunque no se descarta.