Es un verdadero aluvión. Superó en más de cuatro veces lo previsto inicialmente.
El Gobierno recibió propuestas de inversores internacionales por un total de u$s67.000 millones para suscribirse los nuevos bonos, que servirán para recaudar los fondos necesarios para pagarles a los “fondos buitres”.
Como no podía ser de otra manera, semejante resultado generó una gran euforia. “Seguramente vamos a conseguir tasas más bajas que las esperadas”, confió a iProfesional un funcionario clave del equipo económico.
Hasta la semana pasada, persistían las dudas. Las reuniones mantenidas en Nueva York habían sido algo tensas, a raíz de que los inversores manifestaban sus reparos sobre cómo el Gobierno estaba manejando el frente fiscal y la inflación.
En ese marco, había quienes decían que comprarían bonos siempre que obtengan una tasa más elevada que la que los funcionarios argentinos pretendían.
Finalmente, quedó confirmado que la vuelta de la Argentina al mercado voluntario de deuda -tras 14 años de ausencia forzosa- iba a estar acompañada de una muy favorable expectativa.
En particular, entre todos aquellos que en la actualidad no encuentran otras alternativas para hacerse de una elevada rentabilidad.
Semejante atractivo por hacerse de papeles argentinos le asegura al Gobierno un éxito en la operación: de los u$s67.000 millones ofrecidos, sólo tomará u$s15.000 millones.
El optimismo de los funcionarios es tal que auguran que el impacto positivo se contagiará del mundo financiero a la economía real.
A media mañana del lunes, el Ministerio de Hacienda y Finanzas dejó trascender que las tasas de interés de referencia de la colocación (que se cerrarán en la jornada de hoy martes) se ubicaban en:
– 6,75% anual para los bonos a tres años
– 7,50% (anual) para aquellos a cinco años
– 8,00% para los títulos a 10 años
– 8,85% para los papeles a 30 años
La expectativa del ministro Prat Gay es que las tasas de corte se ubiquen finalmente por debajo de esos rendimientos. Será él mismo quien dé los detalles de la operación en una conferencia de prensa pautada para después de la reunión del gabinete nacional.
No obstante, el mercado ya da por descontado que serán inferiores a las que se suponían hasta hace pocos días.
¿Cuánto? En principio, las expectativas giran en torno a un 7,5% para el bono a 10 años.
Esto, de por sí, implicaría un gran triunfo político para el Gobierno, ya que convalidaría el pronóstico que Prat Gay había hecho en su primera conferencia de prensa, a pocos días de haber asumido.
Expertos que han pasado por la función pública ya se manifestaron confiados en el resultado final.
Uno de ellos es Miguel Kiguel, ex subsecretario de Financiamiento en la época de Carlos Menem, quien estima que para el título a 10 años se ubicará entre el 7,5% y el 7,75% anual.
Es decir, entre un cuarto y medio punto por debajo de la referencia que fuera anunciada por el equipo económico.
El título a 10 años apunta a ser el más demandado por los inversores. No obstante, según Kiguel, para el resto de los plazos se lograría una baja similar.
“El menos requerido sería el de 30 años”, añadió Kiguel en diálogo con iProfesional.
El enorme interés por parte de inversores no sólo generó sorpresa en la city porteña sino también en Wall Street.
“Prat Gay se sorprendió ante la excelente recepción que tuvo la operatoria”, confió a iProfesional un estrecho colaborador del funcionario.
Esto, a pesar de que el ministro había anticipado un interés “asombroso” proveniente de los financistas durante su road show en el que preanunció la colocación.
¿Quiénes fueron los principales oferentes? Inversores de Estados Unidos (65%) seguidos por los de Reino Unido (14%).
En conjunto, conformaron casi un 80% de las solicitudes de suscripción.
Le siguieron financistas europeos (8%), de América Latina (6%), de Australia (5%) y de Asia (2%)
Para el economista Juan José Llach, los “67.000 palitos ofrecidos por deuda de la Argentina” evidencian “un punto de inflexión para los países emergentes”.
Riesgo país en baja
Conocido el dato de la sobre-suscripción, el riesgo país se desplomó un 4,8% (a 396 puntos básicos) para ubicarse en el escalón más bajo desde diciembre de 2007.
Existen varios aspectos que permiten explicar semejante aluvión de oferentes:
1- La Argentina, hasta hoy, está excluida de todos los índices que monitorean los grandes jugadores de Wall Street. Muchos fondos de inversión administran los ahorros replicando índices como el EMBI. Cuando el país salga definitivamente del default técnico y mejore en las calificaciones que asignan las agencias de riesgo, serán los mismos fondos los que van a comprar deuda argentina (que hoy tiene ponderación cero).
2- Hubo bancos internacionales que participaron de la licitación para luego revender esos papeles a otros fondos, que recién van a entrar cuando mejore la nota crediticia de Argentina.
3- Existe un gran apetito por activos de países emergentes, a raíz de que sus rendimientos superan largamente al de las naciones en desarrollo. Esto, en un contexto en el que Estados Unidos y Europa mantienen sus tasas de interés de referencia cercanas al 0%.
4- En el caso particular de Argentina, al haber reducido su exposición en dólares en los últimos años, genera una mayor predilección en las plazas bursátiles.
5- En este contexto, los fondos de inversión internacionales no quisieron quedarse afuera de uno de los mejores negocios financieros del año. Es que rendimientos como el que hoy ofrece la Argentina no se encuentran en ningún lado.
6- En relación con este último punto, la sobre-suscripción también se explica por una cuestión técnica: el reparto de los bonos ofertados por el Gobierno se realizará a través de un mecanismo de prorrateo, de acuerdo con lo que haya suscripto cada inversor. Es por ello que varios participantes compraron en exceso, para así no quedarse sin nada. Este comportamiento ayudó a engordar la suscripción.
7- El equipo económico, liderado por el ministro Prat Gay, aprovechará la oleada para reducir el costo del financiamiento. Este punto no es menor, ya que incidirá sobre muchas de las variables de la economía, entre ellas el nivel de tasas que se maneja en el mercado interno para créditos y préstamos.
Punto de inflexión
En adelante, todo lo que ocurrirá apunta a quedar encuadrado dentro de la palabra “normalización”.
Por lo pronto, el viernes se les pagará al contado a la gran mayoría de los holdouts, de modo tal que el prolongado default de 14 años habrá oficialmente llegado a su fin.
Luego, se formará un mercado secundario para comprar y vender los flamantes títulos, con cotizaciones que empezarán a reflejar la nueva visión de los inversores sobre la performance de la economía y sus posibilidades de recuperación.
El entusiasmo que envuelve a todo el equipo económico no es solamente a raíz del éxito de esta operación en particular. También se sustenta en el hecho de que haber recibido una demanda cuatro vez superior a la oferta marca un verdadero punto de inflexión.
Los funcionarios están convencidos de que el cierre de la crisis con los holdout se convertirá en una especie de “refundación” de la economía argentina. En otras palabras, como la clausura de una etapa “de transición” hacia un modelo más sustentable que aquel que fuera heredado del kirchnerismo.
A la vez, suponen que, de cara a lo que viene, ya no habrá demasiadas trabas que impidan el crecimiento de la economía.
El propio presidente Macri señaló durante su alocución frente a empresarios que si bien la crisis en Brasil genera incertidumbre, el segundo semestre estará signado por la vuelta a la expansión económica que será acompañada por una notable baja de la inflación.
En tanto, en el sector privado hay expectativas puestas en que, como segundo eslabón de la cadena, el crédito se abaratará y habrá una mayor disponibilidad.
Además, se espera que los capitales empiecen a ingresar, ya sea como inversiones directas como por incursiones extranjeras en el alicaído escenario bursátil.
Sobre este último aspecto, un dato no menor: su volumen (en relación con el tamaño de la economía) se ha reducido a tal punto que las autoridades no ven como disparatado que se multiplique por ocho en poco tiempo.
El primer paso post default debería verse pronto: una baja de las tasas de interés en el mercado doméstico. Incluso este martes, en la habitual licitación de Lebacs, el Banco Central podría anunciar un ligero abaratamiento en el costo de financiamiento.
La idea es que se tienda de a poco a lograr ese objetivo, de modo tal de que se eviten sustos como el de febrero.
En el equipo de Prat Gay observan también que la súper abundancia de ofertas en la licitación constituye una fortísima señal al mercado en el sentido de que, a diferencia del kirchnerismo, este Gobierno tiene las puertas abiertas al mundo del crédito.
Kiguel se mostró optimista: “Yo creo que este es el comienzo para hacer más rentable a la economía real”.
Así lo ejemplificó: “Una cosa es que un proyecto de inversión tenga que competir con tasas de interés elevadísimas -que pueden tornarse imposibles de alcanzar- y otra muy distinta es que ese mismo proyecto resulte más interesante que dejar el dinero en el circuito financiero”.
Según Kiguel, la economía argentina post-cepo tiene genera atractivos en distintos sectores de actividad: el de los agronegocios, que ocupa el primer lugar en la lista, seguido por las obras energéticas.
En diálogo con iProfesional, el gerente de un fondo de Wall Street anticipó: “Veremos un tiempo de tranquilidad en el mercado cambiario, lo que no es poco para la Argentina”.
Consideró además que esto “va a ayudar a alinear las expectativas financieras con las de la economía real”.
En el propio equipo de Macri se ilusionan con que este pulgar hacia arriba alto mostrado por el mundo de las finanzas ayudará a mejorar las expectativas en el plano económico.
Por lo pronto, este martes Prat Gay podrá hacer “ostentación” del éxito logrado y de la confianza mostrada por los inversores hacia el Gobierno, dejando por un momento de lado las críticas por una inflación que todavía no da muestras de bajarse del umbral en el que está hace tiempo.
Iprofesional