El diario Tiempo Argentino, del Grupo 23, liderado por los empresarios Sergio Spolski y Matías Garfunkel, grandes beneficiarios de la pauta oficial durante la década kirchnerista, atraviesan severos inconvenientes económicos, en medio de las denuncias por “vaciamiento” que realizan los trabajadores de la empresa.
Tiempo Argentino no salió a la calle el pasado 2 de enero, y adeuda el pago de los aguinaldos del personal.
La comisión Interna del diario difundió días atrás una “carta abierta” en la que relató que la editorial no dio “explicaciones sobre esta inesperada e intempestiva ausencia en los kioskos” y para hoy 5 organiza una movilización frente a las oficinas de Puerto Madero, en Buenos Aires.
Peor es la situación en otras empresas del grupo, como las revistas Siete Días y Cielos Argentinos, Comunidad Virtual, Infonews y algunas ediciones zonales de El Argentino, a cuyos trabajadores la empresa editora “aún no pagó el salario de noviembre”, según denunciaron los propios trabajadores.
El Argentino es un diario de circulación gratuita que tuvo una edición en papel algún tiempo atrás, que era distribuida a través de un circuito independiente. Era muy usual ver a primera hora de la mañana pilas de diarios en algunos sitios estratégico del microcentro de Rosario. Esa edición gráfica dejó de circular, solo queda una media docena de noticias instaladas en el sitio web del medio.
Szpolski y Garfunkel también controlan las radios América, Splendid, Vorterix -en sociedad con Mario Pergolini- y Rock and Pop, y el canal de noticias CN23.
La decadencia del grupo comenzó varios meses atrás, aún cuando la pauta oficial kirchnerista lo tenía como destinatario privilegiado. Entre julio de 2009 y junio de 2015 recibió $ 815 M, a pesar de la escasa penetración de sus productos en el mercado.
El primero en dar una señal de huida fue Szpolski, quien apostó a quedarse con la Intendencia de Tire, pero fue derrotado. Con las primeras denuncias de vaciamiento los empresarios fueron descalificados por tener testaferros, evadir aportes previsionales y entregar cientos de cheques sin fondos. Ante uno de esos episodios, Garfunkel fustigó a su socio por Twitter: le reclamó rendición de cuentas “ya que es el quien siempre manejo el dinero vinculado a G23”. Más tarde, ofreció el nombre de “testaferros”, vínculos con Boudou y demás. Desde la comisión interna cargaron contra Garfunkel y le pidieron que “deje de tuitear” y dé la cara.
Garfunkel se hizo socio de Grupo Veintitrés en febrero de 2011, cuando le pagó a Szpolski u$s 12,5 M por el 50% de las acciones.