Con un público entusiasta que colmó la capacidad de la sala, la Catalina ofreció una nueva versión de un género popular que armado a partir de los tablados y consolidado como una de las máximas expresiones de arte popular en la otra orilla del Plata, propone un diálogo y una sinergia entre los artistas y la audiencia de una cercanía e intensidad, inusual e inigualable.
El grupo de cantantes (primos, sobreprimos, segundos), con dos mujeres, fue de 15 voces, más la tradicional batería de bombo platillo y redoblante, que de a ratos se convirtió en una batería más de tipo tradicional, con varios redoblantes, tontons y bombos en un solo instrumento.
La particularidad del nuevo espectáculo de Agarrate Catalina reside en que a diferencia del tradicional show de tablado carnavalero en esta ocasión la murga -que fue descalificada para participar del concurso montevideano- asume una historia de principio a fin, con otro peso de lo escenográfico y lo actoral, con mayores ribetes teatrales.
Con esto el espectáculo gana y, también pierde, algunas cosas, si bien conserva el humor, la frescura y la propuesta de reflexionar a partir del cotidiano presente en la forma murguística uruguaya y que es su gran particularidad.
Pierde acaso ese diálogo asambleario que en febrero y en el tablado los murguistas y la gente entablan en relación con el año que pasó y las perspectivas que se abren, en lo social, político, cultural y deportivo.
Del lado de la ganacia está el histrionismo actoral que, aunque presente en la propuesta murguística toma en “Un día de Julio” otras ambiciones y otros desarrollos y logra poner de manifiesto en toda su existencia la dimensión de ópera popular que trabaja y desarrolla bajo sus formas la murga oriental.
Son notables las performances humorísticas de Yamandú Cardoso como la Madre y Martín Cardoso como el Julio de la historia, con divertidísimas intervenciones y la capacidad de ir enlazando todo el relato, en especial el diálogo que sostienen de dos jubilados del 2050 apelando a todos los giros lingüísticos de la calle.
Con dirección musical de Tabaré Cardoso, “Un día de Julio” cuenta la historia de un tipo que (virgen a los 48) vivió toda su vida encerrado en su casa, arreglando cosas para la gente con una madre castradora y planteando también una serie de preceptos ideológicos de combate al capitalismo.
A partir de ahí La Catalina hilvana grandes cuplés, entre ellos uno sobre el consumo y los objetos actuales, otro sobre el crédito financiero, otro sobre el dogma, uno sobre la coca y el pancho y un quinto sobre el dogma.
La gira de La Catalina con “Un día de Julio” arrancó en Argentina el pasado 1 de octubre también en el Gran Rex y después recorrió Río Cuarto, Ciudad de Córdoba, Villa María, Santa Fe, Firmat, Rosario, Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán, Jujuy, Salta y Paraná, hasta su cierre este 4 de diciembre.