Federico Andahazi hace ficción sobre un hecho del pasado. En su nueva novela, La matriarca, el barón y la sierva clava su daga en el rosismo, con las armas de la literatura. La matriarca en cuestión es un ser maquiavélico, ebrio de poder que apela a recursos como la mentira ya que “la mentira es mucho más convincente que la verdad, porque en ella se acomodaban todos los dispositivos teatrales”.
En una entrevista a Clarín, afirmó que uno de los hechos silenciados por la historia es que Juan Manuel de Rosas abusó de una niña y la embarazó en seis ocasiones.
“La semilla de la novela surgió mientras estaba investigando para escribir La historia sexual de los argentinos. Se trata de un hecho real que quedó completamente silenciado por la historia y que me impactó particularmente”, afirmó el escritor.
“Cuando Rosas estaba en la cima del poder recibió en adopción a una chiquita de manos de un camarada de armas, el teniente Juan Gregorio Castro, que era viudo. Castro estaba muy enfermo y antes de morir le entregó a Rosas a su hija, una niña, que en la realidad se llamaba María Eugenia, para que Rosas la criara”, narró y señaló que esto era muy usual en esa época.
“De hecho, uno de los hijos naturales de Belgrano se crió en la casa de Rosas. Pero esta chiquita no tuvo la suerte del hijo de Belgrano. Rosas, en lugar de tratarla como a una hija, la encerró en un sótano, la sometió a servidumbre y no le dio ningún tipo de educación. Pero además, bajaba sistemáticamente a ese sótano para abusar de ella, en un acto casi incestuoso, porque él debía oficiar de tutor. En la historia real esta chica tuvo seis hijos de Rosas”, manifestó Andahazi.
“La historia se conoce porque cuando los seis hijos crecieron lo demandaron en los tribunales para que los reconociera. Pero Rosas ya se había exiliado en Inglaterra y la historia se ocultó muchísimo tiempo. Fue lo que en mí generó esta historia lo que me motivó a escribirla”, explicó a Infobae.
El escritor también agregó que “muchas veces, en nombre de la historia, los historiadores nos mintieron. En cambio, podemos comprobar que, por el camino de la ficción, los escritores se aproximan a la verdad mucho más que los historiadores. Yo creo en la literatura más que en la historia”.

En cuanto a la novela, Andahazi explicó que “hay una reconstrucción literaria de aquella época, no una reconstrucción histórica”.
“La matriarca tiene muchos puntos de contacto con Encarnación Ezcurra, el barón se parece en varios aspectos a Rosas y el personaje menos conocido por la historia es el de la sierva. Yo decidí cambiarle el nombre real, María Eugenia Castro, por varios motivos”, explicó.
“Me parecía que dejarle María Eugenia iba a tener resonancias hoy bastante peculiares y quería que la novela fuera leída sin ninguna referencia que evocara de manera tan manifiesta un personaje de la actualidad”.